Prepararse para una consulta de asma

La consulta con el médico o enfermero es una buena oportunidad para evaluar cómo va su asma. Durante la visita, puede hablar sobre sus síntomas, cómo manejarlos y cómo reducir el riesgo de un ataque. También es una buena ocasión para obtener consejos sobre cuestiones relacionadas con el estilo de vida, como el deporte, la dieta saludable y cómo dejar de fumar.

Incluso si su asma está bien controlada y no ha tenido síntomas durante algún tiempo, es necesario ver a un profesional de la salud regularmente. En ese caso, la consulta también puede ser una buena oportunidad para discutir sobre reducir el tratamiento.

Las consultas a menudo no son muy largas, y es posible que tenga muchas cosas sobre las que le gustaría preguntar; por lo tanto, es una buena idea estar bien preparado para aprovechar al máximo el tiempo.

Antes de la consulta de asma

  • Utilice su diario de asma para anotar:
    • Todos los medicamentos que está tomando.
    • Cualquier pregunta que pueda surgir entre visitas, para que no olvide lo que quiere preguntar. Ordene sus preguntas de la más a la menos importante, ya que le será útil si se acaba el tiempo.
    • Cualquier síntoma que experimente y cuándo son más acusados (a ciertas horas del día, durante una temporada específica o cuando está expuesto a desencadenantes específicos).
    • Si ha tenido algún ataque desde su última consulta.
    • Información sobre su vida diaria, incluidos los principales momentos de estrés o cambios recientes en la vida.
  • Si es posible, utilice un teléfono inteligente para grabarse a usted mismo teniendo síntomas o pida a alguien que lo haga, para que el médico tenga una idea clara de lo que le sucede.
  • A veces, puede ser útil pedirle a otra persona que le acompañe, especialmente si tiende a ponerte nervioso o si tiene problemas para escuchar o entender.
  • Lleve consigo su inhalador para que verificar la técnica de administración.
  • No olvide llevar consigo su plan de acción contra el asma para que pueda actualizarse. Si no tiene un plan, pídale al personal sanitario que le ayude a desarrollar uno.

Asma y salud mental

Los ataques de asma pueden parecerse a los ataques de pánico, de ahí la creencia de que el asma está relacionada con las emociones o que «todo está en la cabeza», pero esto no es en absoluto cierto, porque el asma no es un trastorno psicosomático. Sin embargo, tener una enfermedad a largo plazo, como esta, puede aumentar la ansiedad y la depresión. Vivir con asma suele empeorar la calidad de vida y supone una variedad de desafíos emocionales:

  • Vivir con miedo a un ataque.
  • Sentirse triste, ya que debido a sus síntomas puede tener dificultades para hacer cosas que son normales para otras personas.
  • Sentirse solo cuando las personas alrededor, incluida la familia personal sanitario, no le entienden o le apoyan.
  • Preocuparse por el futuro, la idea de tener que medicarse para siempre y sus efectos secundarios.
  • Sentirse continuamente cansado, ya que el asma puede impedirle tener una buena noche de descanso.
    Sentir ansiedad por lo que sucederá con sus pulmones.

El estrés emocional puede provocar ataques de asma en niños y adultos. La hiperventilación asociada con ataques de pánico, risa, llanto, enojo o miedo también puede aumentar el estrechamiento de las vías respiratorias.

El seguimiento del tratamiento puede ser más difícil si sufre de depresión o ansiedad, o durante momentos estresantes, por lo que su adherencia a la medicación puede disminuir. En ese caso, debe considerar buscar apoyo social/psicológico para mantener una actitud conductual positiva.

Cuide sus emociones

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